Desde hacía mucho tiempo divagaba en mi mente la idea de darle la vuelta completa a la desconocida Isla Magdalena. En una travesía anterior pude apreciar toda su belleza al navegar por el canal Jacaff en la ribera norte de la Isla (Ver expedición a la Isla Magdalena). Pero en esa travesía solo pude apreciar una fracción de la belleza que esconde esta isla, así que desde aquella vez siempre tuve presente que tenía que volver cuando se presentara la oportunidad y recorrerla completamente.
Es así como aprovechando una ventana de buen tiempo pronosticada para el mes de marzo, me embarque en Quellón en una barcaza rumbo a Puerto Gala con el fin de completar este anhelado sueño. Esta travesía me entrego mucho mas de lo que esperaba y superó con creces mis expectativas. Navegar tranquilamente por estos recodos aun salvajes de la Patagonia chilena es realmente un placer y un dulce alimento para el alma.
El parque nacional Isla Magdalena es un área natural protegida en Chile situada en la comuna de Cisnes, provincia de Aysén. Este parque no cuenta con infraestructura o personal de Conaf y la única instalación humana es una aislada caleta de pescadores que se llama Puerto Gaviota y está ubicada en el extremo sur de la isla.
Por el lado norte de la isla corre el canal Salquemán que la separa de las islas Atilio y Manuel, y el canal Jacaff que la separa del continente. Por sus lados este y sur corre el canal Puyuhuapi y por su lado oeste el canal Moraleda, que la separa del archipiélago de los Chonos.
Ruta completa del recorrido
Día 1 – Grata sorpresa-
Con gran entusiasmo y en medio de la oscuridad total me preparo para iniciar esta soñada travesía. Un sepulcral silencio se apodera de la caleta chaparro en Puerto Gala mientras me alejo de ella rumbo al sur, hacia la Isla del frente al otro lado del canal Jacaff, la Isla Atilio.
Al llegar a esta escondida caleta, hice una pausa y me di el tiempo para ordenar mejor todo mi equipo con la mejor iluminación que me permitía el amanecer, ya que, con el afán de salir temprano en la oscuridad dejé algunas cosas mal organizadas en el kayak.
El día está nublado y el ambiente en paz, a eso de la media mañana finalmente comienzo a navegar por el canal Frödden apegado a la ribera este de la Isla Atilio. El sol hace su aparición lentamente, develando la gran belleza escénica del lugar. Toda la ribera es de rocas, las cuales están atestadas de mariscos de distintas variedades, las aguas son transparentes y se pueden ver a corta distancia erizos, estrellas de mar, caracoles, etc., tapizando las riberas y el fondo marino.
Ahora navego rumbo a la Isla Magdalena desde donde comenzara mi travesía realmente, espero llegar en unas cuatro horas más a mi lugar de campamento del día de hoy.
Al llegar al extremo sureste de la Isla Atilio, debo cruzar el canal Salquemán en dirección a la Isla Magdalena y una pequeña isla se interpone entre las dos. Al comenzar a cruzar este canal aparece el viento sur que entraba desde el canal Moraleda y hacia bastante dificultosa la navegación, algunas olas se levantan con el viento y debo remar concentrado y sin parar hasta llegar a la orilla de la isla.
Cuando en medio del cruce del agitado canal escucho a mis espaldas unos fuertes resoplidos que me dejaron paralizado por un momento, ya que sabía que eran muy fuertes para tratarse de toninas o lobos marinos. Al girar la cabeza a mi derecha me encontré con la sorpresa de mi vida, cuando a unos veinte metros de mi posición emerge otro tremendo chorro de agua de más de tres metros de altura, el cual era seguido por otro chorro más pequeño, lo que me dio a entender que se trataba de una gran ballena y su cría.
Por un par de segundos el tiempo se detuvo y pude sentir todo el espectro de emociones que es capaz de sentir un ser humano al contemplar ese espectáculo de la naturaleza. Luego de salir de ese pequeño lapsus mental, rápidamente tuve que enderezar el kayak pues se lo llevaba el viento y la corriente. Con la agilidad que me permitían las condiciones pude sacar la cámara y grabar algunas tomas del momento cuando la ballena asoma su enorme lomo sobre el agua (luego averiguaría que se trataba de una ballena jorobada). Y así se fueron alejando con rumbo al canal moraleda mientas yo iba acercándome a la orilla de la Isla Magdalena, así que con esta intensa experiencia de travesía me doy por satisfecho el día de hoy.
Luego de ese maravilloso encuentro llegue a la orilla de la Isla Magdalena, y en este punto marcaria el inicio de la circunnavegación que pretendo realizar. Ahora el cielo está totalmente despejado y comienzo a remar por la orilla norte de la Isla rumbo al canal Moraleda. Las paredes están cortadas a pique, y no hay playas para detenerse. El color de las aguas va de un color turquesa en la orilla hasta desaparecer en un color azul zafiro en la parte profunda. Las paredes de rocas están tapizadas de choritos los cuales tengo al alcance de la mano.
Luego de un par de horas de tranquila navegación por este canal, finalmente llego a una extensa playa de piedras, comúnmente conocida como Caleta Cordovez.
Así que arme mi campamento a la orilla del estero que desagua en el lugar y me prepare una buena comida. Luego sin nada más que hacer me dedique a recorrer el extenso lugar hasta que el sol empezó a ocultarse en el horizonte, regalándome un ambiente de luz dorada majestuoso a lo que se sumó un desfile de toninas que pasaron muy cerca de la orilla.
Día 2 -Seno Canalad-
Con las primeras luces del alba comencé a remar alejándome de las tranquilas aguas de la caleta Cordovez, ahora comienzo a avanzar con rumbo sur por la isla por su orilla oeste por el lado del canal Moraleda.
Al ir remando tranquilamente comienzo a dejar atrás las islas bajas que estaban al frente de la caleta y algunas toninas se cruzan de cuando en cuando en mi camino. Ya es media mañana y comienza a aparecer el sol. Ya comienzo a entrar a el seno Canalad y al pasar por unos roqueríos se daña mi timón, por lo que debo parar en alguna playa para repararlo. Mas adelante aparece una diminuta playa en la que desembarco y aprovecho de arreglar mi malogrado timón, y también aprovecho de abastecerme de agua dulce.
Me encuentro en el medio del seno Canalad remando por la orilla norte, me propongo llegar al fondo en busca de alguna playa para acampar, cuando de repente comienza a levantarse un fuerte viento a mis espaldas el cual me hace avanzar incómodo pero muy rápidamente. Hay una gran isla en el fondo del seno y algunos islotes pequeños.
Al llegar al fondo encuentro una gran playa de arenas y desembarco, pero no encuentro agua dulce por lo que decido continuar remando, ahora comienzo a devolverme por la orilla sur del seno. Una salmonera logro ver a la distancia cerca de la isla grande, los trabajadores se sorprenden al verme remando en ese apartado lugar y me saludan a la distancia, yo los saludo de vuelta.
Finalmente, ya cansado de remar, apareció una pequeña pero acogedora playa de piedras en la que había un pequeño estero, en la que decido quedarme. Está ubicada más o menos a la mitad del seno Canalad por la orilla sur, así que preparo algo para comer, armo mi carpa y a dormir.
Día 3 -El espectáculo de las toninas-
Hoy amanece nublado con amenaza de lluvia, así que en medio de ese panorama recojo mi campamento y comienzo a remar con la idea de salir del seno Canalad y tomar rumbo sur por el canal Moraleda. Luego de un par de horas de remar, más adelante y a la distancia puedo ver un grupo de islas, de entre la que destaca la gran Isla Canalad, a la cual me dirijo.
Todavía no se larga a llover, pero siento que está a punto, las aguas están muy tranquilas en este sector, casi planchadas. A la distancia veo otra salmonera a la cual me dirijo para ver si me pueden informar acerca del reporte meteorológico. Así me acerco y me informan que se viene un poco complicado el clima, así que nada que hacer. Luego me despido y sigo mi camino, ya estoy próximo a llegar al extremo sur de la Isla Canalad, y justo cuando tengo que cruzar un canal se larga a llover.
Así que con poca visibilidad y con algo de viento me largo a cruzar el canal que separa la Isla Canalad de la Isla Magdalena, ya tengo la punta María Inés a la vista, a la cual espero llegar en un par de horas más, y así completar el recorrido pautado del día de hoy.
El cruce del canal estuvo un poco movido y antes de llegar a la punta María Inés se forma como una especie de profunda ensenada que me llama la atención, así que decido entrar a conocerla, mientras la lluvia se detiene un poco.
Las aguas están planchadas en este lugar, el cual es protegido de los vientos. Es muy hermoso y recorro completamente las riberas en busca de agua dulce, de repente aparece un estero en el cual puedo desembarcar y recoger agua.
Luego continúo remando y en el fondo de esta ensenada aparece un buen lugar para acampar, al frente de esta playa varios grupos de toninas se asoman a la superficie del agua nadando todas juntas en la misma dirección. Contando sus aletas puedo ver que son más de diez toninas que nadan rompiendo la monotonía y el silencio de un paisaje absolutamente estático. Así con esta agradable compañía armo mi campamento y me dedico a cocinar y así dejar atrás este lluvioso día.
Día 4 – Una playa de ensueño-
Nuevamente partiendo en la oscuridad, lentamente la tenue luz del sol hace su aparición mientras remo en unas aguas absolutamente calmas. Comienzo a remar con la expectativa de que quizás logre llegar a Puerto Gaviota en un par de días mas.
Al llegar a la punta María Inés y entrar al canal Moraleda, tomo rumbo sur y las aguas comienzan a moverse un poco mas. Un desagradable viento norte sopla a mis espaldas y por un lado me hace avanzar más rápido, pero por otro lado es viento norte, nada bueno en mi experiencia.
A pesar de lo agitado de las aguas sigo avanzando por el canal Moraleda y paso junto a unos islotes rocosos, en esta costa hay bastantes playas de emergencia en caso de tener que parar por causa de malas condiciones, así que con eso en mente sigo mi camino.
Luego de un par de horas de avance aparece otro grupo de Islas e islotes cuyo nombre desconozco, pero están ubicados al sur de la punta Calquemán. El cielo comienza a despejarse y al aparecer el sol de repente como una especie de revelación, veo unas espectaculares playas de finas arenas blancas como no había visto antes en la isla. Un rio de cristalinas aguas desemboca en este lugar, por lo que me propongo remontarlo para conocerlo y también en busca de agua dulce, ya que al subir la marea esta afecta al rio en el lugar de la desembocadura, haciendo una mezcla de aguas salada y dulce no apta para el consumo. Fue un gusto remontar por más de un kilómetro este hermoso rio, un par de salmones saltaron justo al frente de mi kayak mientras lo remontaba, lamentablemente llevaba la cámara apagada y no los pude registrar. Finalmente pude recoger bastante agua dulce y me devolví lentamente a la desembocadura en la playa de arenas.
En este momento el cielo se despeja completamente y el paisaje que tengo ante mis ojos es increíble, grandes playas de finas arenas blancas, la marea al retirarse deja verdaderas piscinas naturales en la zona del rio y en la playa, solo faltan las palmeras y bien podría asemejarse este paisaje a un lugar de la polinesia o el caribe. Así que a pesar de no haber remado mucho el día de hoy, decido quedarme aquí y disfrutar de este apartado lugar.
Así monte mi campamento en una plataforma bien arriba de la línea de la marea, y me dedique a ordenar mi equipo, y cargar el equipo electrónico con el panel solar que llevaba. A la tarde me fui a bañar a la solitaria playa, la cual en su fondo estaba llena de conchas de almejas gigantes.
Así transcurrió el día cargando las pilas literal y metafóricamente hablando, me acuesto pensando la posibilidad de llegar a Puerto Gaviota mañana en una tirada larga de más de 40 kms.
Día 5 – Ráfagas de viento que peinan las aguas y vuelan sobre lo alto-
Despierto arrullado por el reventar de olas a la distancia, lo cual no presagiaba nada bueno, pues solo podría significar una cosa, viento norte.
Luego de desayunar me asomé fuera de la carpa y pude comprobar como mis peores pesadillas se hacían realidad, una bahía bastante agitada y las copas de los árboles moviéndose violentamente a causa del viento. El cielo estaba nublado y las nubes sobre lo alto se movían con gran velocidad desde el norte hacia el sur.
Tenía la opción de esperar aquí en este bello lugar a que pasara la tempestad, o podría navegar rumbo sur con el viento a mis espaldas lo que me permitiría avanzar más rápido, pero con una navegación incomoda e inestable.
Al final decidí optar por la segunda opción, ya que la orilla de la isla me pareció bastante amistosa en caso de tener que desembarcar de emergencia si empeoraba el clima. Así con viento a mis espaldas navegue rumbo sur con extrema precaución lo más cerca de la orilla posible.
Mi kayak se movía como barquito de papel, pero el avance era bueno, luego de un par de horas de remar en esas condiciones empieza el agotamiento mental por el hecho de tener que estar concentrado completamente y en tensión constante por la imposibilidad de dejar de remar para no perder estabilidad y rumbo, más encima comenzó una desagradable llovizna que golpeaba en mis ojos y mi cara.
l cruzar un pequeño estuario de 500 metros de ancho que se adentraba hacia la isla, fui emboscado por grandes olas que venían desde el mar hacia la costa, y olas no menores que venían en la dirección opuesta desde adentro del estuario saliendo hacia el mar. Este corto y pequeño cruce fue un momento bastante caótico, en donde los segundos parecían horas, con olas de un metro de altura, viniendo de direcciones opuestas, reventando sobre la cubierta de mi kayak, zamarreándolo de lado a lado, haciendo muy dificultosa la navegación. Así que este fue el momento más tenso de la expedición hasta ahora. Luego de cruzar esta caótica zona, sin dejar de remar, sigo navegando hacia el sur, y comienzan a aparecer intermitentes ráfagas de viento a mis espaldas, de unos 80 kms por hora, las cuales hacen que tenga que apretar el remo con fuerza para que no me lo arranquen de las manos.
La situación empeora y comienza a pasar de castaño a oscuro, así que mejor decidí buscar algún lugar para desembarcar y capear el temporal de viento norte. A los pocos minutos aparece una pequeña playa de piedras en la que finalmente recalo.
Mientras continúa lloviendo armo mi pequeña carpa cerca del bosque y al lado de grandes rocas que hay en el pequeño lugar, afortunadamente el lugar está muy protegido del viento dominante. Dejé mi kayak bien asegurado cerca de mi carpa y me cambié la ropa mojada, lo que se sintió como un gran alivio, por fin pude relajarme mirando desde mi carpa a los árboles moverse de lado a lado y escuchando un viento que rugía como demonio.
Hoy recorrí un corto tramo de no más de 15kms, y mis planes de llegar a Puerto Gaviota se frustraron, así que nada que hacer mas que esperar dentro de mi carpa viendo alguna película en mi tablet y tomando un rico café mientras afuera las ráfagas de viento peinan las aguas y vuelan sobre lo alto.
Día 6 -El estero pangal-
El constante repiquetear de la lluvia sobre mi carpa me despierta y me hace ver que este sería otro día complicado. Al asomar la cabeza fuera de la carpa veo con estupor como todavía las nubes se desplazan a gran velocidad desde el norte hacia el sur, así que nada que hacer, solo resignarse y tomar un buen desayuno tranquilamente.
Un poco mas tarde en la mañana se detuvo la lluvia y dio la sensación de calmarse un poco el viento, hecho por el cual decidí continuar mi ruta. Me encuentro cerca del estero Pangal y en caso de emergencia o de empeorar el clima puedo refugiarme dentro de él.
Así que rápidamente guardé mi equipo y me dispuse a remar siguiendo mi rumbo hacia el sur con la expectativa de entrar al estero Pangal en un par de horas de remar. Al comenzar a desplazarme en las aguas y a pesar de la aparente calma, de todas maneras había un incómodo viento y las aguas estaban bastante movidas. Al llegar a la entrada del estero la lluvia se deja caer con fuerza, la visibilidad disminuye producto de la bruma y un ambiente fantasmal se apodera del lugar.
Sigo adentrándome en el estero cada vez más y a la distancia me parece ver una salmonera, a la cual decido acudir a preguntar por el reporte meteorológico, pero al llegar al lugar lamentablemente nadie apareció, al parecer no había nadie en la casa flotante o habían salido.
En fin, sigo navegando hacia el fondo y cruzo el estero hacia la orilla sur, se siente fuerte el viento nuevamente, así que teniendo como referencia el día de ayer mejor decidí quedarme dentro del estero y volver a esperar a que se calmen las condiciones para poder navegar con seguridad.
Así desembarque en una extensa playa de piedras muy cerca de la salmonera y arme mi campamento esperando que alguien diera señales de vida desde la casa flotante para ir a preguntar el reporte del clima. Hoy nuevamente avancé muy poco, apenas 12kms y otra vez no pude llegar a Puerto Gaviota, pero la seguridad es más importante, especialmente en mi caso que ando en solitario, así que espero lograrlo mañana.
Día 7 -La tercera fue la vencida-
EL día de hoy amanece con una ligera lluvia, pero afortunadamente sin viento, así que apenas la lluvia paro un poco empecé a recoger mi campamento con la intención de partir y finalmente llegar a Puerto Gaviota.
Cuando estoy en el proceso de desarmar la carpa y cargar el kayak con mi equipo, me doy cuenta de que desde la salmonera viene un bote en mi dirección con varios trabajadores a bordo. Luego el bote se detiene cerca de la playa y yo me acerco a ver que quieren.
Para mi grata sorpresa venían a ofrecer ayuda y alimentos en caso de necesitarlo, ya que les había despertado la curiosidad verme llegar a este lugar tan apartado, así luego de conversar un poco me enteré de que todos eran de Carelmapu, lugar al que había visitado hace tan solo una semana atrás antes de la expedición, así que fue una grata coincidencia. Luego de ver que me encontraba bien, se devolvieron por donde vinieron y me dejaron algunos regalos los cuales los agradezco mucho, también me indicaron que el clima viene bueno así que el día de hoy comenzó con buenas perspectivas.
Abandono la playa deslizándome sobre las tranquilas aguas del estero y paso junto a la salmonera para despedirme definitivamente de estas amables personas, luego tomo rumbo hacia la salida del estero. Al llegar al canal Moraleda se despejó el cielo y apareció el sol brillando fuerte, como no brillaba desde hacía tiempo. Así que es muy cierto el dicho, después de la tormenta viene la calma.
En todos los días anteriores no había remado en aguas tan tranquilas, el tramo que pensaba que sería el más complicado, resultó ser el más tranquilo. Así continúo remando por una orilla con muchas playas para parar y descansar, algunos botes de pescadores puedo ver a la distancia y nos saludamos al paso, mientras gran cantidad de aves surcan los cielos como celebrando el día tan hermoso que toco hoy.
Al cabo de unas cinco horas de remar desde mi último campamento aparecen los roqueríos de la entrada a la pequeña caleta de Puerto Gaviota, este es el único poblado que hay en toda la isla. Lentamente me acerco a la rampa de cemento en la cual la altura de la línea de la marea me permite un cómodo desembarco.
Así finalmente la tercera fue la vencida y luego de 7 días de navegación ya estoy en Puerto Gaviota, antes que nadie me viene a recibir un curioso cordero color café oscuro el cual está completamente amansado, (luego me enteraría que su nombre es “Pepe”). Rápidamente me cambio de ropa y busco algún lugar donde dormir bajo techo el día de hoy, al conversar con los lugareños me indican un lugar prácticamente al lado de la rampa, la casa de la Sra. Galicia.
Así con el alivio de no tener que armar y desarmar campamento en este lugar me dedico a recorrer la pequeña caleta de pescadores la cual está rodeada en toda su extensión por una red de pasarelas de madera que conectan todas las edificaciones.
Luego de comprar algunas provisiones, me vuelvo a la casa de la Sra. Galicia a quien le había encargado una buena comida, porque luego de siete días de comida de campamento, ya tenía ganas de comer una rica comida casera. El menú fue una exquisita merluza frita con papas mayo, la cual me pareció un manjar de los dioses, realmente la disfruté mucho. Luego al caer el sol me fui a limpiar y ordenar el equipo un poco humedecido producto de los días de lluvia pasados.
Aprovecho para conectarme a internet a ver el clima, y veo que pasado mañana se echara a perder nuevamente, así que con eso en mente me propongo llegar a Puerto Cisnes pasado mañana antes del mal tiempo. Así satisfecho y relajado me fui a acostar en una cómoda cama esta vez, lo que me viene muy bien ya que me habían aparecido algunos dolores en los codos producto de las jornadas de remo de los días anteriores.
Día 8 –Bienvenida de zancudos-
El día amanece despejado total y me dispongo a partir, la marea esta baja y debo bajar mi kayak a las rocas cercanas a la rampa para poder partir. Cuando estoy listo para irme aparece “Pepe” nuevamente, así que debo despedirme de él.
Lentamente me voy alejando de este aislado poblado a través de las tranquilas aguas del canal Puyuhuapi. Navego bajo el espectacular bosque colgante de la isla, de vez en cuando aparecen pequeñas cascadas de las cuales me abastezco de agua dulce.
Sigo remando un par de horas por esta orilla y decido cruzar al frente hacia al continente, ya que más adelante esta el rio Uspallante y quiero detenerme ahí. Al cruzar comenzó a levantarse el viento sur, pero nada de cuidado. Ya a eso del mediodía estaba recalando en una hermosa playa adornada con colas de zorro, cerca de la desembocadura del rio Uspallante.
Ya voy por la mitad de la ruta del día de hoy y hago una pausa de una hora aproximadamente para aprovechar de comer algo y reponer energías, el día está despejado total, a la distancia se puede apreciar el cono nevado del volcán Cay hacia el este.
Luego de un reparador descanso continúo remando en un canal Puyuhuapi cada vez más agitado, afortunadamente el viento viene del sur y me pega en la espalda, haciéndome avanzar muy rápido, incluso cuando dejo de remar.
Mas adelante paso por una pequeña colonia de lobos marinos, sigo remando cuando a eso de las 5 de la tarde finalmente aparecen el rio Marta y comienzo a remontarlo en busca de agua dulce.
Busco un lugar cerca para acampar en una plataforma alta a la orilla del rio. Al caer el sol empiezan a aparecer miles de zancudos que me obligan a guarecerme dentro de la carpa. Nunca en mi vida había visto tantos zancudos juntos, revoloteaban entre la carpa y el cubretecho. Así tuve que dedicarme a matar a los que ya habían entrado a la carpa antes de cerrarla, para luego poder dormir tranquilo.
Dia 9 -Lobo volador-
Hoy amanezco con todo el ánimo de llegar a Puerto Cisnes del cual me encuentro a solo 30 Kms de distancia, así que muy temprano comienzo a alejarme del rio Marta en dirección hacia el norte por el canal Puyuhuapi.
El día está nublado y las aguas tranquilas, pude remar unas tres horas y luego hice una pausa a mitad de camino en una pequeña playa en la cual aproveché de estirar las piernas y comer algo antes de continuar.
Al continuar remando diviso a la distancia un enorme lobo marino reposando sobre una roca durmiendo, está acostado en una plataforma de rocas como a dos metros de altura sobre el nivel del agua. Mi intención es acercarme sigilosamente para fotografiarlo, pero al llegar casi al lado de él, de repente escucha un ruido que hago con el remo en el agua, y se sobresalta lanzando un fuerte grito, y luego se arroja al agua desde gran altura cayendo al lado de mi kayak, dejándome completamente empapado, aparte que casi me da vuelta el kayak. No quiero ni pensar si se hubiese asustado y hubiese caído arriba mío, otra habría sido la historia pues era un macho alfa de los grandotes.
Sigo remando y falta un par de horas para llegar a Puerto Cisnes, comienza a nublarse y a soplar un poco de viento, al dar una última vuelta en una punta puedo ver finalmente Puerto Cisnes a la distancia como a 4kms.
Después de remar un buen rato pareciera que no avanzo nada, cruzo al lado de la desembocadura del rio Cisnes y algunas salmoneras cercanas. Algunos barcos de gran calado yacen amarrados a las boyas de la tranquila bahía. Hasta que finalmente recalo en una orilla cerca de la rampa, luego me cambio de ropa y porteo mi equipo hasta un hostal amigo que conozco
Poco después de estar a salvo y bajo techo se larga a llover, así que llegue justo. Como ayer y hoy han sido días duros de remada ya me estoy resintiendo del hombro y los codos, así que tomo un buen baño caliente y me acuesto temprano escuchando y mirando la lluvia desde una ventana del hostal.
Día 10 -Día administrativo-
Hoy es un día administrativo acá en Puerto Cisnes, lavar la ropa sucia, llamar a la casa, chequear emails, comprar suministros para la última etapa, etc. En la tarde fui a la biblioteca donde se pueden usar los computadores y luego a tomar un buen café cortado en una cafetería. Es un agrado darse algún respiro psicológico en estas travesías largas en las cuales acampar y preparar comida de campamento luego de remar la mitad del día puede resultar bastante estresante, así que disfruto mucho de este día de relajo en el pueblo.
Día 11 -Canal Puyuhuapi en malas condiciones-
Hoy toca partir de Puerto Cisnes, no hay que acomodarse mucho pues falta harto recorrido todavía. Así temprano en la mañana comienzo a portear mi equipo y kayak hacia la playa cercana, luego comienzo a remar tranquilamente alejándome de Puerto Cisnes. Algunas casas de pobladores van quedando atrás mientras me alejo y navego con dirección hacia Puyuhuapi.
En este sector en la costa hay bastantes playas a diferencia de otros sectores donde predominan las rocas, voy remando apegado al continente y más adelante en donde se angosta el canal Puyuhuapi espero cruzarlo hacia la Isla Magdalena nuevamente.
El día está nublado y en el transcurrir de la mañana comienza a levantarse un fuerte viento que me incomoda bastante la navegación, al llegar al lugar donde pretendía cruzar a la Isla veo que el canal Puyuhuapi está en malas condiciones, así que mejor decidí tirarme a la orilla y esperar cruzar el día de mañana de madrugada, ahora me encuentro en una zona llamada Casa pesca, cerca de la desembocadura del rio Anita.
Así que nada que hacer solo resignarme al lento avance del día de hoy y prepararme para mañana.
Día 12 -Visitando “La maquina”-
De madrugada comienzo a cruzar a la Isla Magdalena y el mar está relativamente tranquilo, me separan de la isla como 4 kms, así que remando tranquilamente el cruce dura menos de una hora.
Al llegar a la Isla se comienza a despejar y a salir el sol, ahora comienzo a navegar por el canal Jacaff y estoy cerca del paso Sibaldd. Esta zona me es conocida pues ya había recorrido este lado de la Isla en otra expedición a la Isla Magdalena en años pasados, así que por lo menos conozco donde están ubicados los escasos lugares donde se puede acampar en este lado de la isla.
Al poco tiempo de remar llegue a la gran cascada del paso Sibaldd, la cual es llamada “la máquina” por los lugareños, esto haciendo referencia al fuerte ruido que produce. Es una cascada realmente hermosa, pero en realidad no es una sola sino muchos brazos que se van dividiendo a distintas alturas al caer sobre las rocas, formando una hermosa composición de múltiples caídas de agua.
Así que recalo cerca de la cascada donde hay una playa y en la cual es posible acampar, pero no he tenido buenas experiencias al acampar cerca de cascadas, pues con su constante y fuerte ruido en medio del silencio total del entorno, a mí en lo personal no me deja dormir en la noche.
Así continúo remando con la idea de llegar a un lugar ideal de campamento que ya conocía, el cual tiene agua dulce y está protegido de todos los vientos.
Al llegar arme mi campamento y me dedique a contemplar la tranquilidad del canal Jacaff, de repente un martín pescador se posó inmóvil en una rama que estaba sobre el agua, y lo pude fotografiar tranquilamente.
Al contactarme para pedir información meteorológica me informan que mañana estará muy malo el clima, luego vienen dos días buenos, y después muchos días malos, así que nada alentador el pronóstico.
Día 13 -Volvió el diluvio-
Este día desperté de madrugada con fuerte lluvia y viento, así que mejor opté por no salir hoy y tratar de terminar la vuelta a la isla durante los dos días buenos que se vienen a partir de mañana.
Nada que hacer más que estar encerrado en la carpa viendo películas y series en mi tablet, y de vez en cuando tomar un cafecito caliente, mientras afuera se desata el diluvio.
Día 14 -un amigo en el camino-
Muy temprano en medio de la oscuridad total comencé a remar en las tranquilas aguas del canal Jacaff, más adelante y al aparecer la luz pasa por el canal la barcaza Queulat que viene desde Puerto Aysén, la misma en la que llegué a Puerto Gala desde Quellón.
Como a eso de la media mañana pase por un roquerío en el cual reposaba un pequeño lobo marino solitario, el cual al verme se lanzó al agua a nadar cerca mío, comportamiento que mantuvo por un par de horas mientras cruzaba el seno Soto. Este juguetón lobo nadaba atrás mío y luego al lado mío, intercambiando posiciones, a veces nadaba a mi izquierda y luego desaparecía y se iba a la derecha dando saltos fuera del agua, fue una grata compañía durante un largo recorrido.
Mas adelante del seno Soto hago una pausa para descansar en una playa de rocas, el amigo lobo ya me dejo atrás hace rato. Luego continúo remando bajo un cielo completamente despejado a través de unas aguas planchadas, la isla muestra todo su esplendor escondido por los días grises anteriores, es un verdadero deleite remar en estas condiciones.
Ya me voy acercando a la Isla Manuel y al canal Salquemán, en el cual me meto y tomo rumbo oeste, hacia la misma dirección de la cual partí hace un par de semanas, ahora navego entre la Isla Magdalena y la Isla Manuel.
Las aguas están tranquilas hasta que llego a un grupo de islas, momento en el cual comienza a llegar viento proveniente del canal moraleda haciendo bastante inestable la navegación, así que navego por una hora más en estas condiciones antes de llegar a una playa de rocas que encontré en una ensenada.
Al llegar a esta playa escucho a la distancia decenas de gritos o alaridos característicos de los lobos marinos, y deduzco que hay una gran colonia de lobos cerca justo en dirección hacia donde me dirigiría el día de mañana. Luego recuerdo que partiré mañana de madrugada en la oscuridad y esto me hará imposible apreciar bien la lobería.
Así que luego de armar mi campamento y comer algo, me subí al kayak para ir a recorrer la lobería aprovechando este día que esta tan radiante. Solo al remar unos cientos de metros ya pude ver que se trataba de una enorme colonia de lobos, yo calculo más de doscientos ejemplares, pues pase por el lado de varios grupos de mini colonias de lobos, los cuales se arrojaban al agua al pasar con mi kayak por el lado de ellos. El lugar y la situación era lo más parecido a una fiesta, los lobos hacían gran alboroto saltando al lado mío, era muy gracioso ver como de repente asomaban sus cabezas fuera del agua todos juntos mirándome con curiosidad.
Luego de esta divertida tarde de compartir con los lobos me fui a mi campamento a descansar para prepararme para el día de mañana, en el cual pretendo terminar mi recorrido volviendo al mismo punto donde empecé a remar hace un par de semanas.
En la noche y en la oscuridad se escuchan fuertemente los terroríficos gritos de los lobos los cuales le dieron un toque distinto a la noche, haciéndome necesario tener que usar tapones para los oídos para poder dormir.
Día 15 –Fin-
Hoy es el que espero sea el último día de travesía, y en medio de la oscuridad comienzo a remar acercándome a los lobos que visite el día de ayer, ahora todo está oscuro y solo puedo escucharlos a la distancia. Continúo remando por unas tranquilas aguas, al aparecer la luz el día se muestra gris y cubierto. El remar en esta zona me da una sensación de soledad absoluta, a pesar de estar más cerca de la civilización en esta zona, la sentí como la más desolada y remota de toda la ruta.
Al llegar a una punta, cambie la dirección rumbo hacia el sur para poder rodear una pequeña isla y continuar hacia el oeste. Al llegar a la orilla de la isla sigo remando por su orilla y de repente aparece un Visón desde el interior del bosque y ágilmente comenzó a acercarse por las rocas tapizadas de choritos hacia mí.
Detuve el kayak para fotografiarlo y me pareció bastante curioso su comportamiento, pues era el primer animal salvaje que veía que, en vez de alejarse de mí, se acercaba. Luego de observarnos mutuamente por varios minutos, este desapareció en medio del bosque por el mismo lugar por donde vino, fue un curioso encuentro.
Luego continúe mi ruta acercándome cada vez más al lugar desde donde llegue cuando comencé mi travesía, así cruce el canal Salquemán hacia la Isla Atilio, donde me había encontrado con las ballenas semanas atrás. Iba con la esperanza y la ilusión de poder volver a verlas, pero lamentablemente mis expectativas no se cumplieron.
Finalmente llego a la punta sur de la Isla Atilio y continúo remando tranquilamente por el canal Frödden, como tratando de disfrutar y apreciar con más intensidad estos últimos momentos de mi travesía que lamentablemente ya llega a su fin.
Justo aparece un poco el sol cuando aparece la caleta Atilio y sus singulares islotes de rocas, el mismo lugar desde donde partí semanas atrás, las aguas están como un espejo y reflejando el impresionante paisaje alrededor. Recale en una playa al fondo de la pequeña caleta y con mucha nostalgia daba por finalizado mi travesía.
Galería de Imágenes
Fantástico viaje, muchas por compartirlo, buenísimo el relato.
Hace tiempo tengo el plan de hacer ese itinerario. Cuando ves una playa, cómo sabes si puedes acampar o la puede tapar la marea alta?
Saludos!
Saludos Franco… Generalmente hay lineas de basura que indican la marea mas alta, de todas maneras siempre hay que estar atento…