luego de atravesar el lago de sur a norte, llegamos a una paradisíaca playa de arenas blancas, y sauces llorones, que le daban un toque especial al paisaje, estaban ahí y no lloraban… parecía que conversaban con el lago y lo acariciaban con sus hojas y ramas colgantes ”
Este hermoso lago represa las cristalinas aguas del río maule que nace de la laguna del mismo nombre, cerca de la frontera… en unos pocos días de remar por sus aguas, pudimos develar algunos de sus secretos, los invito a leer el relato del dِía a día de nuestra pequeña aventura en tierras del Maule.
Ruta Completa del Recorrido
Día 1 -Rumbo al Lago-
Salimos de Santiago una calida mañana de noviembre, el objetivo que teníamos en mente yo y mi compañero de remada, Rodrigo Leiva, era el de circunnavegar el Lago Colbún ubicado en la Región del Maule, y así retomar un poco la actividad kayakística dejada de lado desde el verano pasado. Hicimos una breve escala en Talca para aprovisionarnos y luego de un almuerzo express adentro de la camioneta, emprendimos el ultimo tramo de camino hacia el interior rumbo a la cordillera.
Al llegar el lago nos sorprende con su belleza y nos hace pensar que no se trata de algo artificial, pues imita a la perfección aquellos prístinos lagos volcánicos de la X Región… así que bien dispuestos y bien recibidos por el paisaje, solo nos quedaba buscar un lugar de entrada al lago.
El problema de acceso a bienes públicos como lagos y montañas es un problema real en nuestro país, así luego de perder una hora buscando orilla de lago disponible, entramos a un Camping donde por fin pudimos dejar el vehículo guardado, descargamos el kayak y el equipo, y nos lanzamos al agua desde la ribera centro norte del lago. Ya era tarde, tipo 5PM, aun así, teníamos el ánimo y las ganas de remar, el lento proceso de cargar y preparar el kayak llego a su fin, y con gran entusiasmo entramos al agua.

El sol nos advertía que se escondería pronto, y el viento imperante agitaba las aguas como recriminándonos el hecho de haber llegado tan tarde, pero mejor tarde que nunca, así que remamos un par de horas y desembarcamos en una pequeña isla a estirar las piernas y adormecer los sentidos con la puesta de sol. Luego presurosos y escasos de luz, cruzamos la isla hacia la ribera sur, y en medio de un solitario espacio deforestado instalamos nuestro primer campamento.
Descansamos y tomamos once apreciando la apacible semblanza del lago, ya el viento ha desaparecido, y el silencio nos relaja haciéndonos olvidar completamente la convulsionada ciudad donde vivimos, Santiago. Las estrellas se apoderan del cielo y la noche nos lleva al descanso, en nuestra pequeña carpa ya nos disponemos a dormir.
Día 2 -Sera el Chupacabras? –
Amanece y los extraños ruidos nocturnos que nos sobresaltaron en medio de la noche, muestran su causante, nuestro temido “chupacabras” no se alejaba mucho de la realidad pues se trataba de un curioso chivo, que no temía rondar cerca del campamento, y en una de sus osadas intrusiones Rodrigo no quiso saber mas de el, y en una discusión que quedo entre “chivos” lo expulso de los límites del campamento, agitando un palo y gritando. Es temprano y la mañana que fue muy fría, al salir el sol ya a las 8am no lo es tanto. Así lego de desayunar, desarmamos el campamento, cargamos el kayak y nos lanzamos al agua. El resto de la mañana se nos fue practicando rescates en el lago y nadando hacia las pequeñas islas que estaban al frente de nuestro campamento.

Llega la hora del almuerzo y después de prepararnos un exquisito y elaborado plato que dejaría sumido en profunda depresión al más erudito gourmet, pasamos a afinar unos detalles “técnicos” de nuestro pequeño navío. Ahora nos dispusimos a navegar el sector oeste del lago, luego de un par de horas remando, llegamos a una zona residencial y conversando con una persona a orillas de su hermosa casa de veraneo, nos contó de la existencia de “La cueva del pirata”, la cual nos hico exclamar de emoción al imaginarnos una caverna llena de misterios, y secretos por develar, pero al llegar al lugar nos desilusionamos, pues no se trata de una caverna, sino de un pequeño sistema de “mini canales” ubicados al sureste del lago.
Es en este lugar es donde apreciamos las mas hermosas y pudientes casas de veraneo, y con el objeto de descansar un poco y ponernos bloqueador solar, desembarcamos en una isla mas grande, con vegetación, árboles y restos de campamentos, pero de pronto… todo mal!… se nos ha perdido el bloqueador, y el sol arremete sin piedad sobre nuestra colorada piel, nuestro rostro se pone tirante y desesperados remamos por la orilla este al lado de una delgada sombra que algo nos aliviaba.
Tenemos a la zona de la represa hidroeléctrica justo en frente, y en una hora mas desembarcamos en sus cercanías, las instalaciones estaban todas desérticas, como una especie de instalación fantasma abandonada, muy extraño.

Ya es tarde y hay que buscar lugar de acampada, recordé que cerca del primer campamento había un lugar mas hermoso aún, con césped, madera y vistas panorámicas, así que emprendimos rumbo este y volvimos a surcar las aguas del lago, en un par de horas estábamos en el “camping soñado” y luego desembarcar y armar campamento, nos dispusimos a tomar un pisco sour que habíamos traído, todo esto alrededor de una fogata, la noche tenia su ambiente, con buena música y buena bebida, así que vivimos un pequeño momento de relajo en medio de la oscuridad del lago, y al compás de la música, nos fuimos a dormir.
Día 3 -Se nos revela una hermosa playa-
Es la hora de seguir nuestra travesía, y luego de desayunar y planificar nuestro recorrido de hoy, nos lanzamos al agua, vamos por la ribera sur y con dirección al este. El lago estaba calmado y el remado fue plácido, al lado de nuestra estela, algunas casas adornaban el paisaje, y así fue como alcanzamos una gran isla que decidimos rodear, es ahí cuando divisamos al otro extremo del lago una playa de arenas blancas las cual nos hizo desviarnos de nuestro plan original que era alcanzar el fin del extremo este del lago donde desembocan las aguas del río Maule desde la Laguna Maule, pero el canto de sirenas proveniente de aquella isla, era más fuerte, y cambiando drásticamente de curso 90 grados hacia el norte, nos dirigimos hacia ella, desechando nuestro plan de navegación original.
Nuestro instinto nos dio la razón, y luego de atravesar el lago de sur a norte, llegamos a una paradisíaca playa de arenas blancas, y sauces llorones, que le daban un toque especial al paisaje, estaban ahí y no lloraban… parecía que conversaban con el lago y lo acariciaban con sus hojas y ramas colgantes.

Desembarcamos y nos tiramos a la arena, como rindiendo una especie de tributo al lugar, y en un momento mas nos dispusimos a recorrer la ribera adornada de sauces, y así llegamos a un canal que separaba una isla de tierra firme, entusiasmado le propuse a Rodrigo una competencia de clavados desde un lugar profundo especial para esto, pero fui ignorado nuevamente, así que de todas maneras disfruté y perfeccioné mi técnica olímpica de clavados en el hermoso canal.
Por un instante nos dispusimos a quedarnos en este lugar, y en medio de afirmaciones tales como: “de aquí somos esta noche” pasamos la tarde disfrutando realmente el lugar, pero algo extraño paso y nos sentimos satisfechos ya de estar en ese lugar del lago. Quizás nos sentimos como visitas que llegan a visitar parientes lejanos y toman conciencia de que hay un momento en que hay que marcharse para no molestar, ni abusar de tantas atenciones… y como sentimos que el lago nos trato tan bien, supongo que no quisimos abusar mas de el y sintiéndonos agradecidos con todo lo visto y experimentado en esta travesía decidimos volver.
Nos subimos a nuestro kayak y navegando por el canal de pronto, a la distancia, tuvimos una pared recta y perfecta en frente de nosotros, y hacia ella nos dirigimos con la intención de retornar a nuestro camping, en este espacio cometo la imprudencia de no usar salvavidas y al realizar el cruce es donde vivimos las peores condiciones de la travesía, el viento y la agitación de las aguas se hacían sentir con fuerza. Esta situación confirma una de las leyes acuáticas de Murphy: “Cuando usted no use salvavidas, será la única vez que lo necesite”.
Afortunadamente todo resulto bien, y pudimos atravesar un verdadero mar agitado, en esta ocasión y remando al lado de aquella pared tan perfecta que resultó ser un terraplén por dónde va la ruta hacia la frontera. En ese sector arribamos a una hermosa explanada tapizada de césped y algunos sitios de camping, se trataba del camping municipal, que no sabíamos que existía y que constituye el lugar ideal como punto de salida para iniciar cualquier travesía al lago. Lo ideal concluimos es establecer un campamento fijo acá y recorrer en un día el sector este del lago y volver al campamento, y al otro día recorrer el oeste y volver al mismo campamento, así nos ahorramos varias armadas y desarmadas de campamentos y cargas y descargas del kayak, quedándonos mas tempo libre para recorrer y disfrutar… pero esta idea quedaría, para la próxima visita al Lago Colbún.
Subimos a nuestro kayak por ultima vez, y en menos de media hora estábamos en nuestro punto original de entrada al agua, recogimos nuestro equipo, cargamos el kayak al vehículo, y todavía con bastante luz de día, en medio de un suave silencio, abandonamos por ahora, este maravilloso lugar. Y al cabo de unas cuatro horas de viajar en vehículo, ya estábamos en Santiago, las luces citadinas nos reciben y ya estábamos echando de menos al lago Colbún.
Galería de Imágenes