“ya que tratamos de Palena, no nos parece impropio decir aquí que su estero i río han sido aun son, de algunos años a esta parte, famoso objeto de las conversaciones misteriosas de los mas de los habitantes de la provincia de Chiloé y de la cuidadosa indagación de algunos de ellos, como lo prueban las varias espediciones que han hecho a uno i otro, con la vana solicitud de hallar la incógnita ciudad nombrada de los Cesares…” José de Moraleda, 1796
Descenso del Río Palena y Exploración del Fiordo Pitipalena
Bajo el manto de blancas cordilleras, un gran río nace en el corazón de los andes de la Región de Aysén, el Río Palena, alimentado en su camino hacia el pacífico, por otros afluentes, como el Frío, el Risopratrón, el Melimoyu, etc. Y desde las cercanías del poblado La Junta (Lugar del encuentro) intentaríamos nuestro descenso en Kayak de travesía con la intención de recorrer la parte media y final de este imponente río, hasta llegar al poblado de Raul Marín Balmaceda ubicado en la costa, justo frente al archipiélago de las Guaitecas. Y así una mañana veraniega comenzamos nuestro descenso, navegando vertiginosamente al principio a través de algunos rápidos, para dar paso a la calma del río ya en su curso final. Luego de un par de días de remado a través de los mas puros y salvajes lugares de la patagonia chilena estábamos en la barra, y llegamos al aislado Puerto Raúl Marín Balmaceda, para luego continuar recorriendo el Fiordo Pitipalena, a través de todos sus rincones, el río Rodríguez y el brazo Pillán hasta el fondo. Una gran experiencia, la naturaleza generosa nos entrega paisajes de una belleza indescriptible, simplemente un deleite para los sentidos es el remar en este jardín de los dioses.
Ruta Completa del Recorrido
Día 1 -Llegando a La Junta y reconociendo terreno-
Luego de varios dias de viajar en vehículo desde Santiago de Chile a través de la ruta 5 y luego la ruta 7, la carretara austral, finalmente pudimos llegar al poblado de La Junta, tomamos el camino transversal hascia la costa que va rumbo a Marín Balmaceda, y en el Km6 llegamos a la casa de la familia Gallardo, quien ofrece hospedaje y tiene bajada al río, así que todo resulto ideal para nuestros planes, reconocimos el terreno desde el cual saldríamos a remar al día siguiente y luego de una rica comida nos fuimos a dormir cómodamente en una casa de familia de colonos.
Día 2 -Rescate!, los rápidos están muy rápidos!-
Luego de preparar el equipo y cargar los kayaks, nos dispusimos comenzar el descenso, ya eran las 12pm, partimos desde un tranquilo brazo del Río Risopatron, que en 200 metros mas adelante se une al correntoso Río Palena. Ya nos encontramos en el agua y avanzamos por una fuerte corriente, esquivando troncos y rápidos, y en una pared del río por la cual había que pasar si o si, se formaban algunos remolinos y era una zona bastante caótica para nuestras pequeñas embarcaciones de travesía, así con algo de pericia y suerte pude salvar ileso el obstáculo, no fue así para mi compañero que quedo atrapado en una zona bastante complicada, con corrientes cruzadas y remolinos, así que no pudiendo avanzar ni retroceder, opto por amarrarse a las rocas de la orilla y esperar ayuda. Luego de orillarme con mi kayak mas adelante, tuve que atravesar el bosque, a pie, cruzar un brazo del río a nado, y luego caminar un par de Kms de vuelta por el camino de ripio, de vuelta hasta la casa de la familia Gallardo en busca de ayuda, desde ahí nos contactamos por radio a Claudio Berger del Fundo El Sauce, el cual esta en las cercanías, quien raudo y veloz se partió en un bote Zodiac al rescate del infortunado Javier.
Luego del rescate y mejor asesorados sobre los peligros del río, continuamos nuestro descenso más tranquilamente, ya comenzaba a atardecer y poco a poco se asomaba el volcán Melimoyu, justo antes en el punto en que el Río Melimoyu desemboca en el río Palena, cerca este lugar armamos nuestro campamento en una playa de arenas blancas y así terminamos este agitado día de remado y rescates.
Día 3 -La marea llega a centímetros de la carpa-
Hoy amanece un hermoso día, y el Volcán Melimoyu se nos muestra espectacular ante nosotros, una vez terminado nuestro desayuno, desarmamos el campamento y cargamos nuestros kayaks, el cielo esta completamente despejado y nos sentimos muy motivados a continuar nuestra aventura. Una vez con nuestros kayaks en el agua continuamos el descenso del río, y poco a poco se va calmando la corriente, y el río se ensancha cada vez más, bosques colgantes, playas, cerros y ventisqueros, todo cuanto abarca nuestra vista es precioso, luego de varias horas de remar pasamos cerca del Km52 del camino de ripio, justo en ese punto termina el camino transversal que va a Raul Marin.
Hicimos una pausa para almorzar en otra playa de arenas blancas, justo en un meandro del río, descansamos un poco y disfrutamos de un baño en el río, ya que el calor se hacía sentir con intesidad a esa hora del día. Luego continuamos remando y acercándonos cada vez más a la barra, ya estamos muy cerca del mar y se siente como el viento marino golpea fuerte nuestras caras. Como consecuencia de este viento, el río también levanta olas cruzadas de mas un metro que hacen dificultoso el avance, avanzamos un par de horas más en estas condiciones y ya cerca del canal Garrao acampamos y esperamos el anochecer, vigilando constantemente la marea que subía amenazante, ya que nos encontramos cerca del mar y ya la marea afectaba al lugar en que nos encontrabamos, y así no pudimos irnos a dormir tranquilos hasta constatar que la marea ya comenzaba a bajar tipo 1am, llegando en su punto mas alto a escasos centímetros de nuestra carpa.
Día 4 -Llegamos a Raúl Marín-
Luego de una noche se sueño reparador cargamos los kayaks y partimos en busca del canal Garrao, y en menos de una hora de remado estábamos en sus tranquilas aguas, atravesando el puente. Todo este paisaje se asemeja a un río amazónico, envuelto en frondosos verdes y sonidos selváticos, algunos grandes salmones son perfectamente visibles desde nuestros kayaks, ya luego de remar otro poco finalmente entramos en el Fiordo Pitipalena, en el lugar donde se une el canal Garrao y el fiordo habitan gran cantidad de especies de aves aquáticas, las cuales parecían darnos la bienvenida a este remoto lugar, ya en pocos minutos más llegamos a Raúl Marín Balmaceda, el único poblado que aun permanece desconectado de la red del camino austral, recalamos con nuestros kayaks en sus playas de arenas, muy cerca de la rampa, y buscamos una hostería o algún lugar para acampar, luego almorzamos y nos dedicamos a recorrer el poblado y los alrededores.
La tranquilidad que se experimenta en este lugar es bastante especial, una inmensa playa de arenas blancas prevalece desierta a la entrada del fiordo, y se extiende hacia el pacifico hacia la desembocadura del río Palena, para nuestra sorpresa divisamos un gran numero de toninas que jugaban en estas tranquilas aguas, frutillas silvestres crecen por montones en las dunas cercanas a la barra.
Este día descansamos muy bien, bajo techo, y disfrutamos la compañía e historias de don Alejandro Hechenleitner, antiguo colono de la zona, y dueño de la hostería donde alojamos, quien amablemente nos indico un lugar muy especial para visitar en el Fiordo Pitipalena, en una zona adentro del Río Rodríguez, y así pasan las horas, luego de cenar, nos fuimos a dormir.
Día 5 -Fiordo Pitipalena, el jardín de los dioses-
Los días siguen espectaculares, como nunca antes vistos en esta zona, comentan los lugareños. El sol quema fuerte y el cielo luce tímidas pinceladas de nubes. Es hora de partir y don Alejandro amablemente nos remolca los kayaks hasta la playa, con su vehiculo, cargamos el equipo y en la media mañana nos encontrábamos remando en un fiordo ausente de viento completamente.
Nuestro destino eran las termas del Río Rodríguez, y así luego de remar varias horas, comenzamos a internarnos en el Río Rodríguez, con marea creciendo no fue tan duro, hasta llegar según indicaciones de Don Alejandro a estas escondidas termas, nos bañamos en las termas, recorrimos el lugar, nos preparamos algo para comer y nos fuimos a dormir.
Día 6 -Sufrimiento, 8 horas de remado, sin parar-
Nos encontramos ya desayunados y listos para partir, un chucao nos acompaña en la mañana mientras cargamos todo el equipo en los kayaks, así que un poco antes del mediodía ya nos encontramos en las prístinas aguas del río Roriguez y comenzamos a remar para salir en busca del fondo del brazo Pillán.
Al salir del río y entrar al fiordo prevalecía un fuerte viento, que levantaba olas de mas de medio metro, bastante desagradable fue avanzar en esas condiciones, por mas o menos unas cuatro horas, mas adelante entramos en una zona de bajos y optamos por arrastrar los kayaks mejor, hasta que entramos al brazo pillan, el cual luce en el fondo, con sus nieves eternas, el imponente volcán Yanteles de 2042 msnm.
Luego de media hora de remar en el brazo pillán nos encontramos con el mismo viento fuerte en contra otra vez, así que el avance se hizo lento, y un poco incómodo.
Ya luego de remar 8 horas y 30 Kms desde nuestro último campamento, finalmente a las 9pm! y oscureciendo, tocábamos el fondo del brazo Pillún. La marea esta baja y los kayaks quedan lejos del único lugar en el que es posible acampar, así que tuvimos que portear el equipo hasta un claro del bosque, en donde había un pequeño espacio, justo para armar la carpa, comimos unos memorables tallarines con salsa Alfredo y nos fuimos a dormir muy cansados luego de este pesado día.
Día 7 -El Retorno, marejadilla en el Fiordo-
Luego de portear todo el equipo a los kayaks, comenzamos a remar de vuelta hacia Raúl Marín, y al salir del brazo Pillan, las condiciones del fiordo eran bastante agitadas, con olas de casi un metro.
El día igual que todos los anteriores está despejado total, ya en unas cinco horas de agitado remado, arribamos finalmente a Raúl Marín y declaramos misión cumplida!.
Coordinamos que nos fueran a buscar en el Jeep hasta el Km52, y partimos navegando en lancha esta vez, desde el puente del canal Garrao hasta el Km52, en donde puntual y responsablemente nos esperaba Joaquín con el Jeep, cargamos las cosas, y en una hora ya estábamos de regreso en La Junta, celebrando nuestra hermosa travesía.
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