Deben haber llegado en el tiempo
Rolando Cárdenas
En que el invierno andaba enredado en
Ventoleras
Entre riscos que querían tocar el cielo,
Y las extrañas formas de sus islas
Navegaban sin duda
Hacia callados y solemnes ventisqueros,
Como los grandes hielos errantes.
Ubicado en el extremo norte del campo de hielo sur, y al sur del poblado de Tortel, el glaciar Jorge Montt es la próxima soñada travesía en kayak. Esta remota zona de la región de Aysén nos había dejado gratas experiencias en el pasado a mi y a un amigo cuando realizamos la travesía en busca del glaciar Steffen en el campo de Hielo Norte.
En esta ocasión junto a otros amigos nos dirigiremos hacia el sur, en busca del inaccesible glaciar Jorge Montt, el cual ha experimentado un fuerte retroceso estos últimos años.
Ruta completa del recorrido
Día 1 -Plantas carnívoras-
Durante la mañana nos dedicamos a reunir todo el equipo de expedición en la rampa de Tortel, en las cercanías de la capitanía de puerto Baker, ya que nos pasarían revista los marinos. Luego de una minuciosa revisión de nuestro equipo y previa entrega de nuestro itinerario a la autoridad marítima, finalmente a eso del mediodía ya estábamos navegando en la tranquila bahía de Tortel.
El día esta entre nublado y soleado a ratos, y con gran entusiasmo tomamos el curso preestablecido de antemano y lentamente nos fuimos alejando de este pintoresco poblado en dirección hacia la Isla Briceño. Esta isla la bordeamos por su orilla sur en dirección al oeste, en este punto se siente la agitación de las aguas, por tratarse de una zona un poco más expuesta.
En un par de horas de navegación entramos al canal que separa la Isla Vargas del continente, las orillas son escarpadas y no hemos visto ninguna playa para detenerse. Finalmente encontramos una pequeña playa donde hay una casa, la cual estaba deshabitada y pudimos bajarnos a estirar las piernas un poco y comer algún snack.
De repente me fijo que mi compañero Rolando se encuentra casi de guata en las rocas apuntando su cámara de fotos hacia el suelo, con curiosidad me acerco y me indica que hay plantas carnívoras entre el musgo de las rocas, las cuales nunca había visto es su estado natural. Se trataba de la Drosera Uniflora, también conocida como “roció del sol”, una planta nativa del sur de Chile y Argentina.

Luego de contemplar esa maravilla natural, continuamos remando rumbo sur y mas adelante una cascada caía directamente al canal inundando el ambiente con su ruido característico. Nos acercamos a fotografiarla y a contemplarla unos minutos antes de partir.
Seguimos nuestra ruta y poco más adelante, justo cuando comenzaba a ocultarse el sol llegamos a nuestro campamento del día de hoy en un extremo al sur de la Isla Vargas. Armamos el campamento y nuestro compañero Rolando nos tenia una agradable sorpresa para la cena, se trataba de una rica cazuela de pollo, la cual estaba deliciosa y degustamos en pocos minutos.
Así que luego de comer y compartir las vivencias del día nos fuimos a dormir plácidamente, todo es tranquilidad acá en la Isla Vargas.
Día 2 -Canal Baker, nada agradable-
Luego de despertar y tomar un buen desayuno, nos preparamos para el desafío que toca hoy, el cual es cruzar el canal Baker, del cual no teníamos muy buenas referencias.
Hoy amanece nublado y un poco sombrío, así que con ese panorama en mente comenzamos a remar muy temprano desde el sur de la Isla Vargas con dirección a la Isla Francisco, atravesando el Canal Baker.
Las referencias eran ciertas y apenas entrar al canal, ya se sentía la agitación de las aguas, y fuimos golpeados por un fuerte viento que venía del oeste. Este viento levantaba olas bastante desagradables que nos golpeaban de lado y no nos permitían mantener un curso estable. Bastante incomodo fue avanzar en esas condiciones, ya que no se puede dejar de parar de remar para no perder estabilidad en un cruce que es de aproximadamente 8Kms. Remamos en tensión constante hasta que por fin y luego de una hora y media de adversidad, logramos llegar al extremo norte de la isla Francisco a una pequeña playa protegida de todos los vientos, ahí recalamos a descansar y comer algo.

Luego continuamos navegando por la orilla este de la Isla Francisco, esta parte es protegida del viento y está tranquila la navegación por acá. Luego de un par de horas mas alcanzamos el extremo sur de la Isla y encontramos un excelente lugar de campamento, con playa de arenas, estero y un hermoso bosque.
El cielo se despeja un poco y sale el sol, aunque por la hora que es ya está por ocultarse nuevamente. Armamos nuestras carpas y luego mis compañeros se dedicaron a la pesca con muy buenos resultado, algunos robalos y truchas tenemos para la cena, así que al lado de la fogata preparamos los peces en estacas, directamente cerca de las brasas.
Sin nada mas que hacer que contemplar la puesta de sol, nos fuimos a dormir con la dulce expectativa de poder llegar al hielo el día de mañana.
Día 3 _Mate Che?
Muy temprano y con poca luz ya comenzamos a prepararnos para partir, un rápido desayuno y en breve ya estamos cargando nuestros kayaks con la idea de llegar al glaciar el día de hoy.
El mar luce un aspecto gris y fantasmal, muy tapado y con poca luz, aun así, nuestro ánimo está intacto al comenzar a desplazarnos por las tranquilas aguas de la zona.
En un par de horas de remada a través de pequeñas islas, ya se comienza a divisar la entrada al fiordo del glaciar Jorge Montt, justo después de la Isla Faro, mucho mas a la izquierda, esta el otro fiordo al cual desagua el poderoso rio Pascua.
Llevamos un par de horas remando y antes de seguir nuestra ruta hacemos una pequeña recalada en una isla para estirar las piernas, y tomar un poco de mate, la especialidad de la casa por parte de nuestro compañero Daniel “Patagón” Torres. Nos sentimos aislados en otro mundo, un mundo salvaje y natural, donde muy pocos han llegado, donde no hay presencia humana prácticamente, reflexionamos que estamos a 3 días de navegación de un lugar como Tortel, que ya de por si está bastante aislado. Luego de esta pausa existencial, volvemos a seguir nuestro camino acuático.
La emoción de apodera de nosotros cuando a la distancia vemos los primeros pedazos de hielo flotando a la deriva, los cuales y al avanzar adentrándonos en el fiordo, van apareciendo cada vez con mas frecuencia. En este punto las aguas están heladísimas y debemos usar mambas de neo prene, para proteger nuestras manos. Este accesorio es un poco incomodo de usar, pues da la sensación de tener que dejar pegadas las manos al remo, pero ayudan bastante a soportar el frio, que es lo importante.

De repente y a nuestra izquierda, aparece una gran playa y hacemos otra pausa para recorrer el lugar, ya estamos cerca del glaciar, calculamos que a unos 10 kms. De repente comienza a soplar un helado viento que venia de los campos de hielo, este viento nos enfría el cuerpo y nos hace volver rápidamente a la navegación para mantenernos calientes, mas tarde el viento desaparece, tan repentinamente como llego.
A medida que avanzamos hay cada vez mas hielo flotando, desde pequeños trozos, hasta grandes témpanos, de los cuales soy temeroso de acercarme, porque en cualquier momento se pueden dar vuelta. Ya a la distancia podemos apreciar todo el frente del glaciar Jorge Montt. Poder contemplar todo lo que nos rodea en este momento es realmente un espectáculo impresionante.
Avanzamos hasta que la densa masa de hielo flotante nos permitió, ya que, con la bajada de la marea, una verdadera corriente de témpanos obstaculiza nuestro avance. Pero decidimos que ya es suficiente por el día de hoy y recalamos en una playa de piedras.
Luego de cambiarnos por ropa seca, se asoma el sol como dándonos la bienvenida al lugar, números chorrillos de agua, caen escalonadamente por las escarpadas laderas. Armamos nuestro campamento y preparamos una buena comida caliente, luego brindamos con un vituperio y por supuesto con los hielos eternos del glaciar.
Al bajar la marea, quedan depositados en la orilla un sinnúmero de trozos de hielo de distintas formas, tamaños y colores. El reflejo de las disgregadas nubes sobre las quietas aguas con trozos de hielo hace que nubes y hielo se confundan en un espectáculo surrealista impresionante.
Contentos y conformes por lo vivido el día de hoy, nos fuimos a dormir arrullados por el ruido del estero aledaño.
Día 4 -El espectáculo del glaciar Montt-
Afortunadamente el clima sigue estable, con un cielo semicubierto. Este día nos propusimos recorrer el lugar y acercarnos lo mas posible a la pared glaciar, así que luego de desayunar, comenzamos a remar entre los hielos errantes que flotaban por doquier.

No pudimos avanzar mucho realmente, solo unos kilómetros y el avance se hizo imposible debido a la gran cantidad de hielo que flota en el agua. Así que recalamos donde fue posible y nos bajamos de nuestros kayaks para intentar un acercamiento a pie hacia el glaciar.
Caminamos a través de unas áridas laderas, carentes de vegetación y pudimos acercarnos un poco mas a contemplar a este hermoso glaciar. Sacamos fotografías y con todo el tiempo del mundo nos maravillamos del lugar.
Luego volvimos remando lentamente al campamento. Ya comenzamos a prepararnos para partir de vuelta a Tortel al día siguiente, y luego de cenar y compartir las vivencias del día nos vamos a dormir.
Día 5 -Playa dos Islas-
Temprano con las primeras luces del alba, comenzamos a desarmar el campamento y a cargar nuestros navíos. Un poco de niebla matutina cubre el lugar y no nos deja despedirnos con la vista del glaciar, pero de todas maneras lo llevamos guardado en nuestra memoria.
Nos fuimos junto a la marea y una interminable procesión de témpanos errantes, navegamos por la misma ruta que llegamos, el cielo está nublado, y la temperatura algo fría. Así remamos y cruzamos los últimos grandes témpanos del glaciar Jorge Montt.
A eso de la tarde estábamos acercándonos a la Isla Francisco y queremos llegar lo mas al norte posible para quedar en buena posición para volver a cruzar el caprichoso canal Baker.
De repente y al frente de dos islotes aparece una buena alternativa de campamento, así que decidimos quedarnos aquí, y partir mañana temprano.
Nada que hacer, solo descansar y contemplar el canal frente a esta isla, al atardecer nuestro compañero Rolando nos sorprende con una exquisita paella estilo Patagonia, así que, gracias a Rolando, la buena comida no falto en esta expedición.

Al ocultarse el sol se creó un ambiente mágico con la poca luminosidad y la silueta de los islotes que tenemos en frente, más tarde ya estábamos en nuestras carpas descansando el día de remado.
Día 6 -El canal Baker, peor que antes-
Este día esperamos remar hasta llegar a Tortel, bien temprano ya estábamos en el agua, esperando que no se haya levantado el viento en el canal Baker, con esa expectativa remamos con rumbo norte bordeando la isla Francisco, una leve llovizna se deja caer.
Al llegar a la punta norte comenzamos a cruzar el canal y a constatar que nuestras peores pesadillas se hacían realidad, con un canal con mucho peores condiciones que la primera vez que cruzamos. Esta vez con un viento que venía del oeste mucho más intenso, que trae como consecuencia olas más grandes que nos revientan lateralmente al cruzar, a esto se suma la lluvia que derechamente se deja caer, y para colmo ráfagas de viento intermitentes de unos 60 a 80 kms por hora, que parece que nos quieren arrancar los remos de las manos de repente.
Así que muy poco duro este intento de cruce, y razonablemente dimos media vuelta a la punta de la isla Francisco, ahí armamos el toldo, recogimos algo de leña y nos refugiamos a la espera de mejores condiciones para cruzar.
Nuestro compañero Daniel nos sirve un reconfortante mate con el que soportamos mejor las inclemencias del clima del día de hoy. Las horas pasan y ya llega la tarde cuando vemos que las condiciones se calman un poco y hacemos un segundo intento de cruce.
Pero todo resulto una triste ilusión, ya que no habían cambiado las condiciones para nada, así que de vuelta a la playa a armar el toldo otra vez para guarecernos.
A pesar de este sombrío panorama el animo del grupo se mantiene intacto entre risas y bromas al lado de una pequeña fogata bajo el toldo.
En la tarde un bote paso rumbo al Glaciar y resulto ser un conocido de nuestro compañero Daniel, así que pensamos pedirle ayuda cuando pase de vuelta a ver si nos puede evacuar de esta caótica zona.
Al pasar el bote de vuelta nuestro compañero Daniel se comunica por radio con el bote, pidiéndole la posibilidad de llevarnos de vuelta a Tortel, a lo cual el capitán accede. Así que rápidamente en una extraña maniobra nos subimos al bote y cargamos los kayaks a bordo del mismo.
Así pudimos cruzar el agitado canal de forma mas segura, incluso a pesar de ir en un bote de mediano tamaño, este es sacudido con bastante fuerza por las olas.
Así termino esta maravillosa expedición cuando llegamos al muelle de Tortel, el mismo desde donde partimos, muy agradecidos por el gesto amable del capitán que nos rescató del infortunio.
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